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Un modelo de gestión comunitaria y solidaria en Andalucía. ¡Viva la solidaridad, carajo!, así se vive en Marinaleda, el opuesto al fallido pueblo "libertario" de Grafton, en EEUU
"Somos el ejemplo de que la utopía no es solo un sueño", reza una frase pintada en la entrada de Marinaleda, un pueblo de 2700 habitantes en España que desafía las normas tradicionales del capitalismo. Ubicado en Andalucía, su modelo de gestión comunitaria y solidaria no solo ha logrado garantizar bienestar social, sino que también se ha consolidado como un caso emblemático de cómo la acción colectiva puede transformar una comunidad.
Esta localidad contrasta fuertemente con muchas otras experiencias, como Grafton en los EEUU, uno de los destinos recorridos para la escritura del libro Experimento Libertario (libertario en el sentido estadounidense, de anarcocapitalista, no en el sentido universal de anarquista). Mientras que Grafton se hizo conocido por los ataques de osos que expusieron las limitaciones de un modelo "libertario" extremo, Marinaleda brilla como un ejemplo de estabilidad, trabajo digno y cohesión social.
Tierra y trabajo
El núcleo de Marinaleda son sus 1200 hectáreas de tierras agrícolas, que alguna vez fueron propiedad del Duque del Infantado. Estas tierras, recuperadas tras casi dos décadas de lucha colectiva, son hoy el corazón económico del pueblo. En ellas operan ocho cooperativas agrarias que producen alimentos, como aceite de oliva, pimientos y alcachofas. Sin embargo, Marinaleda no se queda solo en la producción primaria. Su capacidad para industrializar estos productos --transformándolos en bienes listos para la venta-- no solo genera mayor valor agregado, sino también empleos locales en una cadena productiva que abarca desde el cultivo hasta la exportación.
El aceite de oliva, uno de los productos estrella, es exportado a mercados internacionales como Italia, mientras que otros alimentos abastecen principalmente al mercado nacional. Además, el modelo ha permitido incluir a muchas mujeres en el mercado laboral, particularmente en las áreas de transformación industrial, rompiendo con la exclusión histórica que a menudo enfrentan en las actividades agrarias.
Vivienda y servicios
Uno de los aspectos más impactantes del modelo de Marinaleda es su sistema de acceso a la vivienda. Aquí, las familias construyen sus propias casas mediante cooperativas, con el apoyo técnico y financiero del ayuntamiento. Este modelo no solo elimina la especulación inmobiliaria, sino que permite a los habitantes pagar únicamente 15 euros mensuales por sus hogares. En un país como España, donde el acceso a la vivienda se ha convertido en una quimera para muchas familias debido a la especulación y el aumento de los alquileres, Marinaleda ofrece una solución que demuestra que la vivienda puede gestionarse como un derecho y no como una mercancía.
La accesibilidad se extiende también a los servicios públicos. Las guarderías municipales cuestan 12 euros al mes, el gimnasio local 2 euros mensuales y las piscinas comunitarias 6 euros por temporada. Este enfoque asegura que las necesidades básicas de los habitantes estén cubiertas, permitiendo que los ingresos promedio de los trabajadores de las cooperativas, que rondan los 1400 euros mensuales, sean más que suficientes para vivir cómodamente y con dignidad. Este modelo convierte a Marinaleda en un ejemplo de cómo los "salarios indirectos" --servicios asequibles y accesibles-- pueden multiplicar el bienestar de una comunidad.
Democracia directa
El pueblo es también un laboratorio de democracia directa. Las decisiones clave se toman en asambleas mensuales donde los vecinos discuten y acuerdan los temas fundamentales que afectan a la comunidad. Este sistema no solo garantiza transparencia, sino que también fomenta un fuerte sentido de pertenencia entre los habitantes.
"La participación popular es la base de todo lo que hacemos aquí", señala el alcalde Sergio Gómez Reyes, quien, junto con el resto de los funcionarios públicos, no percibe salario por su labor en el ayuntamiento. Este ahorro se destina directamente a proyectos comunitarios, reforzando aún más la sostenibilidad del modelo.
Amenaza del Partido Popular
A pesar de sus logros, Marinaleda enfrenta un desafío crítico: la Junta de Andalucía, liderada por el derechista Partido Popular, busca vender las tierras públicas de la región, incluidas las que sostienen el modelo del pueblo.
Esta política de privatización responde no sólo a una lógica neoliberal que prioriza el beneficio económico sobre las necesidades sociales, sino sobre todo a la necesidad de castigar a unos vecinos que son ejemplo de que la solidaridad funciona. "No permitiremos que las tierras caigan en manos de fondos de inversión que buscan lucrar con lo que representa el sustento y el alma de nuestro pueblo", enfatiza Gómez Reyes.
Las tierras de Marinaleda no solo tienen un valor económico, sino también simbólico. Representan décadas de lucha y sacrificio de los jornaleros locales que, contra todo pronóstico, lograron construir un modelo basado en la igualdad y la justicia social. Perder estas tierras significaría desmantelar un proyecto que ha demostrado ser sostenible y transformador.
Contrapunto inspirador
La estabilidad demográfica de Marinaleda, en un contexto donde muchos pueblos vecinos enfrentan despoblación, es una prueba del éxito de su modelo. Mientras otros pueblos ven cómo sus habitantes emigran en busca de mejores oportunidades, en Marinaleda, los jóvenes vuelven después de completar sus estudios y las familias eligen quedarse porque encuentran trabajo, vivienda, seguridad y servicios accesibles.
Este pequeño pueblo andaluz no solo desafía las reglas del mercado, sino que inspira con una alternativa viable y humana. En la entrada del pueblo, una frase pintada en una pared captura la esencia de este proyecto: "Somos el ejemplo de que la utopía no es solo un sueño". Marinaleda demuestra que, con voluntad política y acción colectiva, los sueños pueden transformarse en realidades tangibles que beneficien a toda una comunidad.
Experimento Libertario
Texto completo en La Haine
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- Paúl Robles By
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"Yo, que he sido amante de la vida, nunca imaginé que podría rendirme en los brazos de la muerte. La muerte está tan mitificada que, cuando se aproxima, ni siquiera podemos pronunciar su nombre."
Paola Roldán E.
Ti Si What Ti Si es una obra que relata la experiencia real de Paola Roldán Espinosa, una ecuatoriana que enfrentó la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), al mismo tiempo que impulsaba un debate fundamental sobre el derecho humano a una muerte digna. Su historia no es solo un testimonio personal, sino un llamado a la reflexión social.
Una experiencia cercana a la muerte puede alterar radicalmente la perspectiva desde la cual se vive. No hablo de un accidente fortuito donde la muerte apenas te roza, sino de una condición que transforma tu existencia por completo, como es el caso de las enfermedades que hoy llamamos "catastróficas". En este caso, la ELA, una afección que afecta a 2 de cada 100 mil personas en el mundo, fue la que progresivamente le robó a Paola su movilidad, dejándola postrada y conectada a un respirador en sus últimos años. En diciembre de 2022, a pesar de su deterioro físico, publicó un libro que narra su vida y cómo esta enfermedad irrumpió en ella. Paola falleció el 11 de marzo de 2024.
La vida de Paola, narrada en este libro, es un compendio de momentos idílicos, marcada por una infancia feliz y privilegiada. Su historia podría verse como un "camino del héroe", que incluye viajes por el mundo, el rechazo a los convencionalismos familiares que limitaban su crecimiento personal, y la vivencia de su matrimonio y maternidad, ambos igualmente influenciados por circunstancias adversas, como el accidente de su esposo.
La obra de Paola es una profunda meditación sobre la vida y la muerte, celebrando ambas en su justa medida. Con un lenguaje cargado de metáforas vivas, imágenes poéticas y reflexiones filosóficas, nos sumerge en un viaje emocional que oscila entre la celebración vibrante de la vida y la serena aceptación de la muerte. Cada frase invita a contemplar la dualidad de la existencia con una perspectiva de reconciliación espiritual.
Este relato no solo aborda el proceso de la muerte física, sino también la importancia de prepararse para ese último viaje. A través de episodios profundamente reflexivos, Paola nos invita a explorar las múltiples capas emocionales y filosóficas que surgen al enfrentar una enfermedad terminal.
Diagnósticada con ELA en 2020, Paola no solo decidió compartir su historia, sino que emprendió una campaña de concienciación sobre la enfermedad, luchando por los derechos de quienes la padecen. Paralelamente, presentó una demanda ante la Corte Constitucional de Ecuador para que se declarara la inconstitucionalidad del artículo 144 del Código Orgánico Integral Penal, que castigaba con hasta 13 años de prisión el homicidio simple, incluyendo la eutanasia.
Tras meses de deliberación, en febrero de 2024 la Corte Constitucional emitió un fallo a favor de su demanda. Así, Ecuador se convirtió en el noveno país del mundo en despenalizar la muerte asistida en casos extremos.
Como activista por una vida y una muerte dignas, el legado de Paola Roldán no es solo su lucha, sino también su obra, Ti Si What Ti Si. Este libro es un testimonio vulnerable, transparente y desnudo. No pretende ser una obra maestra, pero quizás por esa honestidad, lo es. Nos recuerda que todos, en algún momento, enfrentamos nuestra "noche oscura".

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- Octavio Albertola By
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En el mundo de hoy nada o casi nada es alentador, todo o casi todo es portador de desesperanza. Además de las guerras y los genocidios, que pueden culminar en un apocalipsis nuclear, las crisis virales y climáticas pueden convertir la Tierra en un planeta inhabitable.
Efectivamente, jamás la supervivencia de la humanidad ha estado tan amenazada como lo está hoy por la locura bélica y la desmesura del desarrollo capitalista. Una terrible y paradójica amenaza; puesto que es el modelo civilizacional autoritario y capitalista de vida -dominante hoy en el mundo y supuesto promotor del bienestar humano- el que la ha hecho surgir y no para de promoverla. Al punto de que la humanidad se encuentra hoy ante el dilema de cambiar dicho modelo para sobrevivir o seguir manteniéndolo (pese a amenazar su supervivencia) y resignarse a correr ese riesgo existencial.
Que se reconozca o no, este es el dilema que se nos plantea hoy a todos los seres humanos y al que los contemporáneos debemos o deberemos dar de más en más una respuesta; pues es obvio que, ser o no ser conscientes de esta amenaza y adoptar la actitud consecuente (sea por instinto de supervivencia o por no resignarse a renunciar al deber de seguir haciendo humanidad), será decisivo para el porvenir de la humanidad y del mundo.
Ser consciente de lo que el mundo es hoy y reconocerlo es pues un imperativo categórico ético y existencial. No solo por ser la verdad una necesidad para poder cambiar la realidad sino también para incitarnos a luchar contra la desesperanza y lo que amenaza nuestro porvenir y el de la humanidad. ¡Lucha más necesaria hoy que nunca y no solo por razones políticas de justicia social, también por lógica y dignidad existencial!
Además de que, como lo dijo Camus en tiempos tan o más sombríos que los presentes, “el gusto por la verdad no impide tomar partido”; por ser “precisamente la aceptación de la verdad, por lo que ella es -aunque solo sea en un espíritu- y tal que ella es, la que hace que la esperanza no sea vana”. Puesto que “la verdadera desesperación no nace de estar confrontado a una adversidad de más en más obstinada, ni por el agotamiento de una lucha demasiado desigual, proviene del hecho de no saber las razones para luchar y si, precisamente, debemos hacerlo”.
De ahí la necesidad y la urgencia de seguir manteniendo hoy el gusto por la verdad. No solo por las mismas razones que Camus y sus contemporáneos lo hicieron en aquellos tiempos, sino también porque, además de ser ahora tan claras e inexcusables las razones de luchar como lo fueron entonces para ellos, hoy lo son aún más por la amenaza que la crisis climática representa para la supervivencia física de la humanidad. Una crisis provocada por la inconsciencia de promover un modelo civilizacional que, además de ser absurdo e injusto, es ecocida.
Un modelo, el capitalismo (basado en la apropiación individual del esfuerzo colectivo y de los recursos naturales a través de la competición y el expolio), que, además de enfrentarnos los unos contra los otros, establece la división de clases (dominantes y dominados, explotadores y explotados) en el seno de las sociedades humanas.
De ahí que, por ser el Capital el alfa y el omega de este modelo, el desarrollo capitalista no considere la vida el bien prioritario y que, en consecuencia este desarrollo se convierta en una amenaza para todo lo viviente al no respetar ningún límite en la explotación de los recursos de la naturaleza.
¿Cómo pues no considerar el mantenimiento de este modelo, que está convirtiendo en inhabitable el único planeta habitable en nuestro sistema solar, una seria y grave amenaza existencial para la humanidad, y cómo no denunciar la inconsciente y criminal responsabilidad de los promotores y cómplices de este modelo, injusto y ecocida?
Así pues, denunciar este modelo y luchar para cambiarlo por uno que sea a la vez justo y ecosostenible, es un deber ético y una decisión lógica de urgencia existencial. No solo por las terribles catástrofes medioambientales y humanas que la degradación climática ya está causando, también porque su aceleración nos acerca de más en más a un punto en que ella será irreversible y el ecocidio inevitable.
Buscar cómo parar esta amenaza existencial y luchar por la emancipación humana y la creación de un mundo ecosostenible de justicia y libertad es hoy un deber ético-existencial. Un deber y una necesidad de urgencia imperativa para todos los contemporáneos que no se resignen a ser cómplices de una perspectiva tan absurda e indigna: la del final de la aventura humana y la desaparición de la vida en este planeta.
Para los anarquistas, la lucha por un mundo ecosostenible es indudablemente la consecuencia lógica de su lucha por un mundo de justicia y libertad. Una consecuencia lógica porque, para ellos, lo ético es inseparable de lo existencial. De ahí que hoy, por estar tan amenazada la vida, su (nuestro) objetivo deba ser un mundo realmente ecológico y auténticamente democrático; pues, si no es ecológico no será sostenible y solo siendo auténticamente democrático (las decisiones tomadas por todos) podrá ser solidario. Por consiguiente, los y las anarquistas deben (debemos) ser hoy resueltamente ecosolidario/as.
La ecosolidaridad siendo realmente la práctica generalizada del apoyo mutuo en todas las formas de la actividad y la convivencia humanas en el seno de una sociedad que, para ser ecosostenible, rechaza toda forma de enriquecimiento individualista y de depredación de los recurso naturales Una práctica que, además de ser solidaria, es necesariamente horizontal y no jerárquica, por ser la ecosolidaridad la práctica de la ayuda mutua entre seres libres e iguales, que, además de ser conscientes de los retos ecológicos, actúan decidida y consecuentemente para hacerles frente.
La ecosolidaridad es la verdadera e imperiosa urgencia de la humanidad; puesto que solo podrá salir del callejón sin salida ecológico en el que se encuentra hoy si se decide a practicarla y a mantener los puentes entre el hoy, el ayer y el anteayer para seguir haciendo humanidad.
Esta es pues la razón por la que el anarquismo debe ser hoy resueltamente ecosolidario.
El Salto
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Tomado de: https://www.lahaine.org/est_espanol.php/por-un-anarquismo-resueltamente-ecosolidario

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- Sergio C. (La Vaca.Org) By
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Menos productores, concentración de tierras, pérdida de fertilidad, contaminación ambiental, empobrecimiento social: evidencias del fracaso del modelo agropecuario extractivo. Mientras tanto, la agroecología crece en más de 200.000 hectáreas del país y crece también en términos de producción de alimentos. Desde Guaminí, la experiencia que reúne producción sana y producción accesible para la comunidad. La actitud frente a la violencia oficial, y reflexiones de quienes cultivan: lo diverso, la rentabilidad y la paz mental.
Por Sergio Ciancaglini (lavaca.org)
Hace un par de meses, la mendocina Guni Cañas destacaba el crecimiento de grupos que promueven la solidaridad y la vida digna en medio del aumento de la derecha y el odio. Este contexto da pie a una conversación con Marcelo Schwerdt, un defensor de la agroecología en Guaminí. Schwerdt critica el modelo agroquímico y transgénico, señalando su fracaso, evidenciado por la drástica reducción de productores en varias provincias argentinas y la concentración de la producción en pocas manos. Resalta problemas graves como la pérdida de fertilidad del suelo, biodiversidad, y el aumento del uso de agrotóxicos, que han llevado a un empobrecimiento de las comunidades rurales. Sin embargo, también observa un crecimiento creciente de la agroecología como alternativa viable.
¿Qué es la agroecología?
La agroecología es un paradigma que busca diseñar y gestionar sistemas agroalimentarios que sean económicamente viables, socialmente justos y ambientalmente sostenibles. Se basa en prácticas que evitan insumos químicos y organismos genéticamente modificados. Según Marcelo Schwerdt, en los últimos años ha habido un notable aumento en grupos agroecológicos, pasando de 34 a 191, con más de 1.600 productores en 200.000 hectáreas. Más de cien municipios ahora apoyan la agroecología, fomentando la colaboración entre productores, investigadores y funcionarios para repensar el uso del territorio. En un contexto de crisis climática y sanitaria, la agroecología ofrece la posibilidad de producir cultivos sanos, recuperar la ruralidad y generar valor en el sector agrícola.
Novias y agro-oncología
En Guaminí, Marcelo Schwerdt, exdirector de Medio Ambiente, se dio cuenta de la grave contaminación por agroquímicos en su comunidad. Esto lo llevó a proponer una ordenanza para regular su uso y a formar un grupo de productores interesados en la agroecología. Entre ellos estaba Rafael Bilotta, quien abandonó el modelo transgénico y descubrió que la agroecología no solo era viable económicamente, sino que también mejoraba la calidad de vida. Fabián Soracio destacó que aquellos que usan agroquímicos son "agro-oncológicos".
El campo La Aurora, reconocido por la FAO, muestra que es posible obtener altos rendimientos con menos insumos, generando mayores ganancias. Schwerdt menciona que el trabajo en colaboración entre productores ha llevado a que de 100 hectáreas agroecológicas se haya pasado a más de 5.000 en la región. Aunque algunos productores son reacios por inseguridad o por la influencia del modelo convencional, nadie que haya adoptado la agroecología ha vuelto atrás.
La naturaleza y Maradona
Marcelo Schwerdt explica cómo se implementa la agroecología, destacando las diferencias con la agricultura convencional. En los campos convencionales, se utilizan fertilizantes y pesticidas químicos que destruyen la vida del suelo, resultando en una pérdida de fertilidad y un aumento en la resistencia de malezas. Esto crea un ciclo de dependencia en insumos químicos que perjudica a los productores.
En contraste, la agroecología fomenta la biodiversidad mediante la consociación de diferentes plantas, como cereales y leguminosas, que enriquecen el suelo naturalmente al fijar nitrógeno y cubrirlo para prevenir el crecimiento de malezas. Esto no solo mejora la fertilidad, sino que también permite una mayor producción; en Guaminí, los campos agroecológicos han alcanzado rendimientos de hasta 4.800 kilos de trigo por hectárea, frente a un promedio de 2.500 en sistemas convencionales.
Además, se utilizan corredores biológicos para atraer insectos beneficiosos y se fomentan colmenas para polinización, promoviendo un ecosistema más saludable. Schwerdt señala que esta práctica no solo aumenta la rentabilidad al reducir la dependencia de insumos, sino que también tiene beneficios para la salud, evidenciados por la presencia de plaguicidas en el agua potable. Como dice Schwerdt, "los tenemos adentro", refiriéndose a la contaminación por agroquímicos.
Elefantes blancos
Marcelo destaca que el modelo agropecuario argentino, a pesar de ser visto como un gran generador de divisas, tiene un costo oculto: Argentina importa la misma cantidad en agroquímicos que exporta en carne y leche. Al adoptar la agroecología, el país podría no solo eliminar estas importaciones, sino también generar productos alimentarios de calidad y accesibles, promoviendo la soberanía alimentaria.
En Guaminí, se dieron cuenta de la falta de producción local de alimentos básicos, lo que llevó a la creación de una cooperativa en 2019 para fortalecer la agricultura intensiva. Esto facilitó el acceso a insumos y permitió la construcción de invernaderos. Como resultado, la producción de verduras en Guaminí aumentó de una hectárea a 15, alcanzando 600 toneladas de hortalizas y estableciendo dos locales de venta. Así, no solo se habló de soberanía alimentaria, sino que se comenzó a construir realmente.
Buena leche y un secreto
Miriam Mori, miembro de la cooperativa FRAAGUA, destaca que sus tomates son excepcionales porque se cultivan sin químicos, lo que les permite ofrecer precios competitivos en comparación con las verduras convencionales. Patricio Hernández y su esposa Lorenza, quienes abandonaron trabajos agotadores tras unirse a la cooperativa, ahora disfrutan de una mejor calidad de vida y felicidad.
FRAAGUA también incluye a productores como Mauricio Bleynat y Martín Rodríguez, quienes han transformado tambos en sistemas pastoriles, produciendo quesos de alta calidad a precios más bajos que los industriales. La creación de harina integral de trigo agroecológico ha convertido la zona en un polo harinero, y hay planes para revitalizar la pesca artesanal.
A pesar de un contexto adverso marcado por políticas destructivas, Schwerdt enfatiza que estos cambios representan una forma de resistencia. La experiencia ha demostrado que, además de lo económico, lo más valioso es la paz y la conexión entre las personas, lo que permite enfrentar desafíos y construir soluciones colectivas.
Extractos de la revista MU. Puedes suscribirte a Aquí

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- Escuela Popular Agustín Cueva By
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En la Consulta Popular realizada en Ecuador el 21 de abril de 2024, los trabajadores derrotamos la precarización laboral.
En la pregunta “E” de la Consulta Popular realizada en Ecuador, que buscaba reformar la Constitución para permitir la Contratación por Horas y el Contrato a Plazo Fijo, los trabajadores (de la ciudad y el campo) se impusieron al gobierno de banqueros, empresaurios y grandes medios de comunicación, triunfando el NO con el 69, 51% de los votos válidos frente al 30,49 % por el SI.
6´336.892 ecuatorianos votaron por un trabajo con derechos, y dijeron NO a la inestabilidad en el trabajo, NO al desconocimiento de los beneficios de ley como el fondo de reserva, vacaciones, décimos; NO a las cero expectativas de poder ascender o mejorar la situación laboral; NO a ninguna expectativa de algún día tener jubilación patronal, desahucio, retiro o seguridad social.
NO al desconocimiento de todo derecho colectivo, sindicalización y la contratación colectiva. En definitiva, NO a la esclavitud laboral que hubiere provocado el Contrato Por Horas. Un trabajo sin derechos provoca aumento desmesurado de ganancias para los empresaurios.
El desempleo (3.9%) e informalidad (61.1%) de la Población Económica activa (sub empleo 20.4%, empleo no pleno 28.6%, empleo no remunerado 12.1%) no se soluciona precarizando las condiciones de trabajo.
Para crear empleos se deben tomar medidas como:
• Que las ganancias de los banqueros, grandes empresarios, importadores, exportadores se reinviertan en el país -generando nuevas empresas y empleo- y no se las saque a la especulación a los países fiscales.
• Que se cobre los impuestos a los grandes contribuyentes: grandes empresa y banca (los últimos 14 años se les ha perdonado más de 10 mil millones de dólares)
• Que se proteja, se subsidie y se potencie al sector artesanal, las pequeñas y medianas industrias, verdaderas generadoras de empleo, con medidas fiscales, tributarias y arancelarias favorables.
• Que se apoye el campo: al campesino, al agricultor, se favorezca la seguridad alimentaria del país.
• Que existan sueldos y salarios dignos que dinamicen el mercado interno, que los trabajadores puedan consumir lo que ellos mismos producen.
¿Y ESTE 1 DE MAYO?
Reivindicamos el triunfo en la consulta, y convocamos a la población en general a organizarnos, unificarnos y defender los derechos, instituciones y soberanía nacional del proyecto neoliberal de este Gobierno que busca que prevalezcan los intereses de su casta sobre el pueblo en general.
Necesitamos defender el IESS y las empresas públicas de las fauces privatizadoras.
Defendemos nuestros territorios y comunidades de la fiebre minera de las transnacionales aupadas por el gobierno, que a sangre y fuego buscan imponerse en nuestros territorios.
Defendemos nuestra salud y educación cuyos presupuestos han sido recortados, para favorecer con remisiones tributarias a los grandes contribuyentes.
Defendemos nuestra soberanía nacional, del sobre endeudamiento externo, como el reciente préstamo de 4.000 millones de dólares con el FMI, para pagarle al mismo FMI.
Denunciamos el auto sabotaje al sector eléctrico – por falta de mantenimiento de las represas- para facilitar el negocio de las barcazas, el aumento de costo de la energía y posterior privatización.
Los derechos y lo que queda del Estado de bienestar social, es producto de la lucha, movilización y vida de los pueblos y sus movimientos sociales; este primero de mayo recordamos justamente a los Mártires de Chicago: Augusto Spies, Alberto R. Parsons, Adolfo Fischer, George Engel, y a miles de trabajadores que se movilizaron por la reducción a la jornada laboral a 8 horas, en la huelga general convocada el 1 de mayo de 1886 en Chicago.
¡VIVAN LOS TRABAJADORES Y TRABAJADORAS!
¡VIVA EL PRIMERO DE MAYO!!
¡LOS TRABAJADORES DERROTAMOS EL CONTRATO POR HORAS Y LA PRECARIZACIÓN LABORAL!
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